Uno de estos casos ocurrió recientemente en un colegio de Calama, luego
que un profesor fuera acusado falsamente de cometer abuso con una
alumna. Este hecho fue levantado y difundido maliciosamente en el
Facebook, lo que provocó tal grado de conflicto en la familia del
docente, que éste prefirió renunciar y volver a su ciudad de origen.
Cuando estas tecnologías caen en manos de personas mal intencionadas,
enfermas y de una bajeza moral sin límite, causan un grave daño, que a
veces no puede ser dimensionado. Al respecto, las leyes deben ponerse al
día y crear medios legales para sancionar este de situaciones, que
rayan en el delito.
Tenemos que ser prudentes frente al uso de estas tecnologías que están
disponibles para todo público, sin ninguna restricción y que pueden ser
vulneradas por hackers o personas que simulan identidades.
El trabajo debe comenzar en el hogar, donde es importante que los padres
sepan qué chatean sus hijos, qué imágenes envían por la red, qué
fotolog han construido en la web, cuáles son sus temas de conversación
con otros amigos, muchas veces cargado de erotismo e improperios.

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